lunes, 23 de febrero de 2009

La noche en que Penelopé brindó con millonarios


De la mano de Hugh Jackman, el mejor conductor que podrían haber elegido entre los actores "de cine" (yo habría puesto a Tina Fey y Amy Poehler con su dueto Palin/Clinton), la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos hizo entrega de sus premios anuales, los Oscar, en el marco de una noche que formará parte para siempre de la historia del cine español.

Al margen de falsas listas y de decepciones varias (como la ausencia de Bardem en la ceremonia), la gala no pudo empezar mejor para aquéllos que, desde la península, renunciaron a unas horas de sueño para ver hacerse realidad, valga la redundancia, el sueño de Penélope Cruz.

Ataviada con un vestido vintage de Pierre Balmain (que le favorecía bastante más que ese flequillo que se empeña en lucir), la madrileña se convirtió en la sexta ganadora del premio a la Mejor Actriz de Reparto sobre el escenario del Kodak Theater, ya que el galardón le fue entregado por Eva Marie Saint (On the Waterfront), Goldie Hawn (Cactus Flower), Tilda Swinton (Michael Clayton), Angelica Houston (Prizzi’s Honor) y Woophy Golberg (Ghost), y en la primera española en hacerse con la estatuilla dorada.

Después del momento Penélope, con palabras en castellano incluidas, llegó el momento de que los pronósticos se hiciesen realidad y, así, Milk y Slumdog Millionaire se llevaron los premios al Mejor Guión (Original y Adaptado, respectivamente), mientras que Wall-E ganó el de Mejor Película de Animación y Heath Ledger fue reconocido como Mejor Actor de Reparto.

Tampoco hubo excesivas sorpresas en la categoría de Mejor Actriz, donde Kate Winslet (The Reader) se impuso a Meryl Streep (Doubt) para llevarse su primer Oscar después de seis nominaciones, ni en la de Mejor Director con un Danny Boyle que volvió a olvidarse del peine.

Un poco más inesperado (aunque tampoco tanto dado el hábito hollywoodiense de premiar los biopics) fue el galardón de Mejor Actor, que Sean Penn (Milk) arrebató a Mickey Ave Fénix Rourke para regalar a los asistentes el discurso más comprometido de la noche (ya era hora).

Con la ceremonia prácticamente finiquitada, le tocó a Steven Spielberg poner la guinda al pastel con el Oscar más esperado, el de Mejor Película, en el que se cumplieron las apuestas de la mayoría. Y es que, tras haber triunfado en los premios de los productores, de los directores, de los guionistas y de los actores, sólo un arrebato de esquizofrenia podía arrebatar a Slumdog Millionaire (vencedora también en los Bafta) el galardón más codiciado.

Así, Danny Boyle y los suyos coparon el escenario del Kodak para recoger su octava presea de la noche y, con ello, dar comienzo a la carrera por los Oscar 2010 en los que, ojalá, volvamos a tener representación española.


Lo mejor: el número de apertura. Simplemente espectacular.
Lo peor: tener que aguantar a Angels Barceló y sus comentarios durante buena parte de la noche.
Lo más emotivo: las palabras de Penélope, especialmente las dirigidas a los que trasnocharon con (y por) ella.
Lo más entrañable: el galardón a Jerry Lewis.
Lo más disparatado: Ben Stiller imitando a Joaquin Phoenix.
Lo más absurdo: los cambios de chaqueta (metafóricos) de los presentadores de Canal+ respecto a Slumdog Millionaire.
Lo más concurrido: el escenario del Kodak en los premios dirigidos a actores/actrices y en la entrega del galardóna la Mejor Película.
Lo más sorprendente: la derrota de Waltz with Bashir en la categoría de Mejor Película de Habla no Inglesa.
Lo más acertado: poner a Queen Latifah a cantar durante el In Memoriam y ocultar así las diferencias de intensidad en los aplausos (especialmente teniendo en cuenta la presencia aquí de pesos pesados como Charlton Heston, Anthony Minghella, Sidney Pollack o Paul Newman).
Lo más operado: Sophia Loren y Goldie Hawn.
Lo más esperado: El merecido Oscar para Kate Winslet después de seis nominaciones.
Lo más extraño/sucio: el pelo de Mickey Rourke (¿sabrá que existe el champú?).
Lo más ¿lacrimógeno?: las lágrimas de Robin Wright, ahora sí ahora no, Penn al escuchar el nombre de su marido.
Lo más tópico/típico: la manía de la Academia de premiar a los protagonistas de biopics (Harvey Milk, Truman Capote, Eileen Burrows, June Carter, Ray Charles...).
Lo más reivindicativo: el discurso de Sean Penn.
Lo más previsible: el Oscar a la Mejor Película de Animación para Wall-E y a la Mejor Película para Slumdog Millionaire.
Lo más de lo más: que una película independiente de bajo presupuesto y no americana se convierta en la gran triunfadora de los premios menos independientes, con más presupuesto y más americanos del mundo

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