martes, 10 de marzo de 2009

La 2 mantiene viva la apuesta por el buen cine

En un tiempo en el que el prime time televisivo se encuentra copado por las series, tanto nacionales como extranjeras, y donde ver una película medio decente a una hora normal es prácticamente una misión imposible salvo que se esté suscrito a algún canal de pago, todavía existen programadores valientes que no se dejan llevar por lo que hacen el resto de cadenas generalistas.

Está claro que La 2, por su condición de segundo canal de un entramado mediático como es RTVE, no es una cadena generalista al uso y que su apuesta por la calidad se ha mantenido desde los inicios por encima de la cantidad de espectadores sentados frente a la pantalla, pero esto no quita que la decisión de emitir, en horario de máxima audiencia, la magnífica En la habitación se merezca todos los aplausos de los amantes del buen cine.

En la habitación es una historia sobre gente corriente, gente que se enamora, que sufre, que quiere perdonar y no puede… y es esto lo que la hace tan especial, más allá de las magníficas interpretaciones de Sissy Spacek, Tom Wilkinson y Marisa Tomei (todos ellos premiados con una nominación al Oscar por esta película) o de la demostrada capacidad de Todd Field para explorar los sentimientos humanos. Todo lo que ocurre en En la habitación te podría ocurrir a ti.

Sin embargo, la valiente apuesta de La 2 volvió a quedarse sin el respaldo del público; si se echa un vistazo a los resultados del share de la noche del lunes, no es difícil darse cuenta de que, una vez más, las series ganaron por goleada con CSI y Pelotas como principales estandartes, mientras que el drama de Field ni siquiera tuvo un lugar entre las diez emisiones más vistas del día.

Una auténtica pena y puede que, al mismo tiempo, la confirmación definitiva de que las buenas películas no tienen cabida en la televisión generalista.

Ficha de la película en: http://www.imdb.com/title/tt0247425/

viernes, 6 de marzo de 2009

Thursday Night Live? Puaj!

Anoche le di la última oportunidad a la versión patria de Saturday Night Live, el programa que se ha mantenido en antena en Estados Unidos durante más de tres décadas. Ya no lo soporto. No me hace gracia. Me aburre y, lo que es peor, me hace añorar un programa que realmente nunca tuvimos.

La fórmula de SNL (del americano, claro) es sencilla. Un famoso que ejerce como anfitrión y protagonista absoluto del show y un invitado musical, a los que acompaña un elenco de actores prácticamente desconocidos (al menos hasta su aparición en el programa) en una serie de sketches preparados durante la semana. Pues bien, ni siquiera un esquema tan sencillo han sabido copiar Eva Hache y sus coleguitas.

He de reconocer que me pareció admirable la apuesta del primer capítulo, con la spanish version del spot de Annuale; hay que tenerlos bien puestos para arrancar con una parodia creada para el lucimiento de Tina Fey, última gran estrella de la factoría SNL.

Sin embargo, ni Eva Hache es Tina Fey, ni Gorka Otxoa (mira que me gustaba a mí este chico en Vaya Semanita) es tan bueno como Jimmy Fallon, lo que tiene como resultado que su proyecto de informativos sea una basura tan grande como la mala imitación de Urgencias que durante mucho tiempo pretendió ser Hospital Central (o igual no era esa la intención).

Otro de los aspectos del SNL original que los señores de Cuatro han decidido pasarse por el forro es su función como cantera de cómicos (Adam Sadler, Chris Rock, Rob Schneider y un largo etcétera comenzaron así su carrera) para convertir el show en una cita entre amiguetes a la que se ha sumado, como incorporación de última hora, ese esperpento televisivo que se hace llamar Quequé.

Por no hablar del papel secundario al que se relega al anfitrión, cuya presencia en el escenario es meramente testimonial en comparación con la de algunos miembros del cast, cuyo único parecido con el original se encuentra en las interpretaciones de Yolanda Ramos, tan histriónicas y cargantes como las de Kristen Wiig (a mi juicio, la peor actriz que ha pasado por SNL en los últimos tiempos).

Asimismo, el SNL de Cuatro tiene una obsesión extrema por demostrar que el programa se está emitiendo en directo y castigan continuamente al espectador con el visionado del montaje (y desmontaje) de los decorados, incluso durante la publicidad, además de superponer cada dos por tres el cartelito de “Directo”, por si a alguien se le pudiese olvidar. Está claro que quién ideó esto no ha visto ni un solo capítulo del Saturday Night Live de Lorne Michaels.

Sin embargo, lo que me ha hecho renunciar definitivamente a seguir viendo esta mala copia fue la inclusión, en el programa de anoche, de una entrevista a Charlize Theron. No tengo nada contra esta actriz (aunque piense que le regalaron un Oscar por un papel normalito en una película pésima), pero ningún seguidor del SNL original aceptaría la conversión de éste en un talk show, ni siquiera como recurso caza audiencias.

En fin, GOOD NIGHT AND HAVE A PLEASANT TOMORROW